¿Tienes una sala de juntas? ¡Que no te pase lo que a ellos en esta espantosa historia de terror!
La sala de juntas estaba llena de expectación. Los ejecutivos se habían reunido para una reunión importante, donde se discutirían los resultados financieros del último trimestre. El ambiente estaba tenso, y todos estaban ansiosos por escuchar las noticias. Las luces tenues y el zumbido de la tecnología en la habitación creaban una atmósfera en la que incluso el más mínimo susurro parecía inquietante.
El director, un hombre de rostro serio y cabello canoso, comenzó a hablar frente a la gran pantalla que mostraba la presentación en línea. La reunión se llevaba a cabo a través de una videollamada con inversionistas y miembros del consejo en diferentes partes del mundo. La sala de juntas estaba llena de personas, pero la tecnología era la que unía a todos.
Sin embargo, a medida que el director avanzaba en su presentación, un escalofrío recorrió la espina dorsal de todos los presentes. La pantalla comenzó a parpadear y, en un instante, la conexión a Internet se perdió. Un murmullo de sorpresa y consternación recorrió la sala.
El director intentó mantener la calma y pidió a los técnicos que resolvieran el problema. Mientras tanto, la inquietud se apoderó de los asistentes. Los minutos pasaron, y la tensión se hizo más palpable. Las miradas se dirigían hacia la pantalla en blanco.
Finalmente, la conexión a Internet se restableció, pero algo había cambiado. El audio comenzó a distorsionarse, y la voz del director se volvió ininteligible. Las imágenes en la pantalla se volvieron borrosas y distorsionadas, como si fueran figuras fantasmales atrapadas en una dimensión distorsionada. Los rostros de los ejecutivos se llenaron de preocupación, y algunos miraban a su alrededor, temiendo que algo extraño estuviera ocurriendo en la sala de juntas.
La cámara web también se volvió loca, alternando entre planos extremadamente cercanos de las caras sudorosas de los ejecutivos y vistas panorámicas distorsionadas de la sala. La sensación de que algo maligno estaba tomando el control se volvía insoportable. Los presentes comenzaron a murmurar en voz baja, tratando de entender lo que estaba sucediendo.
Entonces, en el momento en que la pesadilla parecía haber alcanzado su punto máximo, un repentino apagón sumió a la sala en la oscuridad total. Los gritos y exclamaciones de sorpresa llenaron el aire. Las linternas de los teléfonos móviles se encendieron, iluminando rostros pálidos de miedo.
Cuando finalmente se restableció la luz, todos los dispositivos electrónicos estaban apagados. El director, ahora con un rictus de terror en su rostro, miró a su alrededor. La sala de juntas, una vez llena de vida y tecnología, estaba ahora en silencio, en penumbra y envuelta en sombras inquietantes.
Los ejecutivos se precipitaron hacia la puerta, ansiosos por escapar de ese lugar maldito. Algo oscuro y siniestro había intervenido en su reunión, y ninguno de ellos quería quedarse para averiguarlo. A medida que salían de la sala, susurros de que habían sido testigos de lo inexplicable y lo aterrador se propagaron entre ellos.
La sala de juntas, una vez un símbolo de poder y tecnología, quedó en silencio, con sus luces apagadas y su tecnología inerte. Nadie se atrevió a volver a entrar, y la historia de esa reunión se convirtió en una leyenda temida en la empresa, un recordatorio de que, en ocasiones, la tecnología puede volverse contra nosotros de la manera más aterradora.
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